miércoles, 23 de abril de 2008

Cuba: ¿Dónde estaban los cien policías?

Las autoridades cubanas disolvieron el lunes pasado, una concentración de las Damas de Blanco. La escena teatral finalizó, cuando la policía cubana las subió, de buena o mala gana, en un autobús que las trasladó a sus respectivos domicilios. Como era de esperar, los medios occidentales se han apresurado en hablar de una feroz represión, ejecutada por cien policías.

"Ni provocaciones, ni patrañas mercenarias empleando métodos ordenados por sus amos yanquis, mellarán la firmeza y voluntad de las actuales y futuras generaciones cubanas", dijo el Gobierno cubano en una declaración oficial. La declaración, mencionaba también una reciente conversación telefónica entre las Damas de Blanco y la congresista, de origen cubano, Ileana Ros-Lehtinen, amiga de terroristas. Esa acusación no es gratuita: Ileana ha asistido a reuniones públicas, convocadas por organizaciones terroristas vinculadas con la CIA, en las que incluso ha estado presente, el anciano criminal Luis Posada Carriles.

No entiendo cómo se puede llamar presos políticos- y sus esposas, defensoras de los derechos humanos-, a quienes simpatizan con terroristas. En los domicilios de los disidentes encarcelados, se encontró documentación que demostraba que recibían un salario (ahora lo perciben sus esposas) de organizaciones tapadera de la CIA. ¿Y a qué se dedica la CIA? A torturar, organizar guerras genocidas para saquear recursos naturales ajenos, realizar vuelos macabros con destino a cárceles secretas de exterminio, regar el terrorismo por todo el planeta. “Las Damas de Blanco defienden el terrorismo de Estados Unidos, y las Madres de la Plaza de Mayo simbolizamos el amor a nuestros hijos asesinados por tiranos impuestos por Estados Unidos". (Hebe de Bonafini).

Lo he intentado, pero cada vez que visualizo el vídeo, o las fotografías, de lo acontecido, sólo percibo la presencia de quince o veinte mujeres policías. ¿Dónde está la brutalidad represiva? ¿Dónde los cien policías? No veo fieras uniformadas, armadas con fusiles, porras eléctricas, cascos, escudos o perros. Si alguien está interesado en contemplar algo semejante, que se dé una vuelta por el régimen borbónico de las Españas, cuando se celebre una manifestación antifascista.

No quiero ni pensar qué ocurriría si las madres de los presos políticos vascos se manifestaran frente al Congreso de los Diputados en Madrid, exigiendo democracia y libertad para el País Vasco.

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